06 | Información financiera

En 2018, los ingresos de explotación del perímetro de gestión de Saba se sitúan en los 223 millones de euros (+5%), mientras que el EBITDA alcanza los 106 millones de euros (+6%), con un margen del 48%, que ha evolucionado de forma creciente en los últimos años y que es el más alto de todo el sector a nivel internacional. Las nuevas sociedades incorporadas al perímetro de Saba como consecuencia de la operación de crecimiento cerrada en diciembre de 2018 no han tenido impacto en la cuenta de resultados consolidada de este ejecicio.

Las principales magnitudes de Saba reflejan, por una parte, un comportamiento estable del negocio y, por otra, los esfuerzos realizados por el conjunto de la organización con el fin de incrementar la eficiencia operativa del negocio, implantar iniciativas que permitan a la compañía convertirse en referencia del sector, con particular énfasis en los nuevos sistemas de soporte, nuevas tecnologías y eficiencia energética, además de nuevas fórmulas e iniciativas comerciales, y en desarrollar una gestión activa de los contratos, enfocándose hacia el crecimiento.

Saba invirtió 250 millones de euros en el ejercicio de 2018, de los que 232 millones de euros, un 93% del total, se destinaron a expansión.

Como en ejercicios anteriores, Saba continúa con sus medidas de optimización y gestión del gasto. La adecuación de los canales de comercialización, con especial enfoque en la vía digital, así como de los productos a las demandas actuales, confirma una línea de trabajo orientada a la mejora continuada que debe traducirse en una mayor rentabilidad. Las tradicionales políticas de crecimiento selectivo, basado en criterios de rentabilidad y seguridad económica y jurídica, así como las acciones orientadas a la gestión eficiente de las explotaciones y la innovación tecnológica continúan formando parte de los vectores de actuación de Saba.

Situación financiera

La estructura financiera del Grupo busca limitar los riesgos derivados de la incertidumbre de los mercados financieros tratando de minimizar los efectos potenciales adversos sobre la rentabilidad financiera. A lo largo de 2018, la compañía ha seguido trabajando para disponer de las herramientas y la flexibilidad que le permitan poder continuar con su objetivo de crecimiento y diversificación. En este sentido, el Grupo evalúa de forma permanente su estructura financiera y, de la misma manera, debe de estar en condiciones de poder mejorarla siempre y en todo momento, según el contexto de mercado y su propia evolución.

Saba ha registrado un resultado financiero neto menor en 2018, debido a un menor nivel de deuda y gracias al proceso, que se acometió en 2017, de mejoras de las financiaciones existentes en el perímetro de aparcamientos en Europa (Club Deal) y Chile, que se tradujeron principalmente en mejores condiciones de precio, ampliando en el caso de Chile la capacidad de endeudamiento adicional, además de mejorar la disposición de caja futura, entre otros aspectos. Por otra parte y en la misma línea de mejorar las condiciones de la estructura financiera de la compañía, también se cerró en 2017 una ampliación de coberturas de tipos de interés.

Los activos totales de Saba a 31 de diciembre de 2018 alcanzan los 1.491 millones de euros. El patrimonio neto consolidado a 31 de diciembre de 2018 asciende a 408 millones de euros, mientras que la deuda financiera bruta (deuda financiera contable sin pasivo por derivados) se sitúa en 731 millones de euros y la deuda financiera neta, en 633 millones de euros. En referencia a la distribución de la deuda, al cierre del ejercicio 2018 la deuda a largo plazo representa más del 70%, mientras que el vencimiento medio de la misma se sitúa en el año 2021.

Para minimizar la exposición al riesgo del tipo de interés, Saba mantiene un alto porcentaje de la deuda en tipo fijo o fijado a través de coberturas, del 70%, por lo que no se estima que eventuales variaciones en los tipos de interés pudieran tener un impacto significativo en las cuentas de la compañía.

Gestión del riesgo de negocio

El Grupo tiene establecida una política de gestión de riesgos basada en una metodología de identificación, análisis y evaluación de los diversos riesgos del negocio. Como riesgo se entiende aquel evento que puede impactar negativamente en el cumplimiento de los objetivos estratégicos de la compañía. El conjunto de todos los riesgos se categoriza en base a diversas tipologías definidas previamente, estableciendo a su vez un grado de priorización, unos mecanismos de gestión y unos planes de acción orientados a reducir los diversos riesgos a un nivel aceptable.

Los principales riesgos de negocio identificados son los siguientes:

Madurez de los contratos: Riesgos derivados de la antigüedad de concesiones y contratos en el portfolio y del grado de capacidad de sustitución de las mismas por nuevas oportunidades de negocio que aseguren el crecimiento del mismo.

Innovación tecnológica: Desarrollo de la innovación tecnológica proactiva a medio y largo plazo, alineada con la estrategia y teniendo en cuenta los requerimientos de todos los departamentos del Grupo.

Ecosistema de la movilidad: Identificación y ejecución del rol del Grupo en el ecosistema actual de movilidad. Cambios en la Administración y la política urbanística en las ciudades (nuevas zonas urbanísticas, restricción de tránsito en áreas céntricas, etc.) así como cambios en la movilidad y hábitos de circulación de las personas (nuevos servicios de transporte alternativos, coche eléctrico o coche compartido, entre otros).

Competencia: Trabajar en asegurar la sostenibilidad del negocio teniendo en cuenta los competidores de productos sustitutivos existentes. Definición, identificación y alineación de los productos y propuesta de valor de la compañía con las necesidades de los clientes en todos los países, asegurando los niveles de calidad deseados.

Grado de adecuación del estado y seguridad de las infraestructuras, acompañado del despliegue en la gestión remota de los aparcamientos, que obliga a una monitorización constante.

Gestión del riesgo financiero

La política del Grupo es cubrir aquellas exposiciones significativas siempre que existan instrumentos adecuados y el coste de cobertura sea razonable para los riesgos cubiertos. La gestión del riesgo financiero está controlada por la Dirección Económico Financiera del Grupo, tomando las decisiones oportunas previa autorización del Consejero Delegado y del Consejo de Administración de Saba.

Los principales riesgos financieros identificados son los siguientes:

Riesgo de tipo de cambio. El Grupo opera en el ámbito internacional y posee activos en Reino Unido y Chile, por lo que está expuesto a riesgo de tipo de cambio por operaciones con la libra esterlina y el peso chileno. El riesgo de tipo de cambio surge de transacciones comerciales futuras, activos y pasivos reconocidos e inversiones netas en operaciones en el extranjero.

En este sentido, una variación de un 10% en el tipo de cambio €/peso chileno y/o €/libra esterlina respecto el considerado al cierre de 31 de diciembre de 2018, supondría un impacto en resultados y activos poco significativo para el Grupo. Saba utiliza instrumentos financieros derivados para gestionar fluctuaciones en los tipos cambio.

Riesgo de tipo de interés. El riesgo de tipo de interés de la Sociedad surge de los recursos ajenos utilizados. Los recursos ajenos emitidos a tipos variables exponen al Grupo a riesgo de tipo de interés de los flujos de efectivo, mientras que los recursos ajenos a tipo de interés fijo exponen a la compañía a riesgos de tipo de interés sobre el valor razonable. Saba utiliza instrumentos financieros derivados para gestionar fluctuaciones en los tipos de interés, cambiando deuda a interés variable por deuda a tipo fijo, manteniendo así un equilibrio entre deuda a tipos variable y fijo.

Riesgo de crédito. En relación con los bancos e instituciones financieras, solamente se trabaja con instituciones financieras de solvencia crediticia contrastada. Esta solvencia crediticia se revisa periódicamente.

En relación a los deudores comerciales, el Grupo evalúa la calidad crediticia del cliente, teniendo en cuenta su posición financiera, la experiencia pasada y otros factores. Los límites individuales de crédito se establecen en función de las calificaciones internas.

Los principales riesgos de negocio identificados son los siguientes:

Riesgo de liquidez. Saba realiza una gestión prudente del riesgo de liquidez que implica la disponibilidad de suficiente efectivo y activos realizables, así como disponibilidad de fondos por un importe suficiente, para asegurar el cumplimiento de los compromisos de pago adquiridos.

Riesgo de inflación. La mayor parte de las concesiones de aparcamientos generan ingresos cuyas tarifas varían directamente en función de la inflación en consecuencia, un escenario de aumento de la inflación conllevaría en un aumento de la valoración de estos proyectos. A este respecto, en relación con el Real Decreto 55/2017, de 3 de febrero, por el que se desarrolla la Ley 2/2015, de 30 de marzo, de desindexación de la economía española, se estima que el citado Real Decreto no ha de tener impacto significativo en las tarifas aplicables a las concesiones españolas operadas por el Grupo dado que, con carácter general, el citado Real Decreto no aplica para contratos concesionales en vigor.

Capital social y accionistas

El pasado 31 de julio de 2018, CriteriaCaixa adquirió a Torreal, KKR y Proa el 49% de Saba Infraestructuras, pasando a controlar el 99% del capital social. CriteriaCaixa es accionista de Saba desde 2011, cuando Abertis Infraestructuras escindió sus negocios de aparcamientos y parques logísticos, y desde entonces sigue apoyando a la compañía en su trayectoria de crecimiento.

Una vez materializadas durante el mes de diciembre de 2018 algunas compras adicionales de acciones, CriteriaCaixa (a través de CriteriaMovilidad) ostenta a 31 de diciembre de 2018 una participación del 99,5% de Saba Infraestructuras, quedando accionistas minoritarios con un 0,5% de participación. El número de accionistas minoritarios, entre titulares y cotitulares, se situaría en un entorno cercano a los 1.800.

La compañía cuenta con una Oficina del Accionista que dispone de una serie de herramientas que permiten, además de mantener el contacto regular, dotar de información relevante de Saba, especialmente en aquellos aspectos sobre actividades, resultados o novedades que puedan ser de su interés. Con una gestión claramente orientada a la calidad de servicio, la Oficina del Accionista dio respuesta en 2018 a 610 consultas, la mitad de las cuales han estado relacionadas con el proceso de compraventa de acciones y un 43%, vinculadas a solicitudes de información en relación a las Juntas Generales celebradas.

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